martes, 25 de noviembre de 2008

La señorita de Avignon





Todas las mañanas escucha Daniela Mercury. Nunca pudo dejar de fumar y es adicta a las pasas de uva con chocolate. Mujer de pocas palabras y mirada intensa.
Nacida en Boedo y actual habitante del barrio de la Boca. De cuando en vez, cuando sale a hacer las compras del día, los vecinos suelen comentar sobre su "promiscuidad sexual"; ella se ríe y escucha por lo bajo como la sentencian a eterna soltera.
Lo cierto es que la Señorita de Avignon no hace caso a los ruidos, y cada noche la visita una corbata diferente. Excelente amante y experta en "la mañana después" prefiere el té al café y la radio a la televisión.
Terminó la secundaria a duras penas en un colegio nocturno en donde conoció a Juan: su grandísimo amor, un hombre algunos años mayor divorciado y escritor, quien durante algún encuentro le juró amor eterno y nunca más volvió a aparecer.
Se enoja cuando su madre le aconseja que haga algún cursito de costura y con el tiempo aprendió a visitarla los domingos. Las multitudes la abruman, sin embargo toca la guitarra en un bar del barrio y de eso vive. Con alguna ayudita de su padre logra llegar a fin de mes y sueña con componer sus propias canciones. Nunca logró dormirse antes de las 3 am y no hay despertador que alcance si es que tiene que madrugar.
Esta mañana la señorita de Avignon está tranquila, y comienza a escribir los primeros acordes de su primera canción...


jueves, 20 de noviembre de 2008

Y aunque falte, -tal vez- bastante...







Mis estimados cobardes enemigos: sin intención de insultar, mucho menos de intoxicarlos con una lista de enumeraciones absurdas, me dirijo a ustedes con el agrado de comunicarles que ¡Hay salida! Que no están solos y que hay tantos de ustedes como peces en el mar.
Les aconsejo, que se junten todos y se vayan bien, bien (pero bien) lejos. Donde no podamos verlos, donde solo coexistan entre ustedes. Aprovecho, de paso...para decirles que de hacerlo nos harían a nosotros los entusiastas un gran favor.
Queremos un mundo de gente que no "se ande con mas o menos"; de gente dispuesta a hacer el ridículo, pararse frente a multitudes y cantar el himno a la alegría en alemán, francés, geringoso y japonés.
¡Es ésta la oportunidad de sus vidas!


Fotos: Ceci Pertusi por Florencia Karakachoff

lunes, 17 de noviembre de 2008

Somos










Construimos, destruimos. Morimos mil veces por amor y bailamos hasta el cansancio.
Buscamos: encontramos, volvemos a buscar, y lo que antes nos parecía eterno hoy es ínfimo.
Llega la noche del viernes y la ciudad se llena de nosotros en cada esquina: salimos a festejar que somos, y somos lo que celebramos.
Caminamos descalzos por la orilla sin miedo a empaparnos. No tenemos verguenza de reirnos a carcajadas ni pudor de llorar a "lágrima suelta".



Eternos inconformistas hasta nuevo aviso: somos.

sábado, 15 de noviembre de 2008

"Querida Hija: La felicidad no exíste. Son sólo momentos muy lindos."












Me atrevería a denominar casi ridículo a como algunos nos esmeramos en pensar los 3 deseos antes de soplar las velas de cumpleaños: "Salud, dinero y amor", "Que me vaya bien en la facultad el año que viene", "Vivir por siempre feliz". Pienso a dónde iran a parar tantos pedidos: suelto una carcajada y después me cuestiono quién habrá inventado esta simpática costumbre. Me imagino a un familiar gritando desde atrás: "¡Pedí tres deseos!". Sí, definitivamente así fueron creados.
Lo curioso de la cuestión es que.. Antes de soplar las velitas NADIE se olvida de lo que va a pedir, ni siquiera el más incrédulo.
Este año, hace ya algunos días, tuve el honor de tener más tortas de cumpleaños que años cumplidos, y me dediqué entonces a analizar lo que realmente quería pedir para los 19 que se asomaban. Recordé entonces los anteriores aniversarios: hace ya algun tiempo venía pidiendo lo mismo.
Las últimas velas en soplar fueron en compañía de amigas: todavía no había decidido qué pediría hasta que una de ellas notó mi preocupación y, durante el típico cantito me susurró al oído: "Esta vez, pedí otra cosa."
Habrá que ver si todo esto funciona (no se olviden que los deseos no se cuentan), pero es preferible agarrarse de este tipo de utopías para pensar que las cosas, aunque sea un poquito, mejoran.

Fotos: Florencia Karakachoff

viernes, 14 de noviembre de 2008















Autodidacta: dícese de aquel que se educa o instruye por sus propios medios: aprendió inglés de manera autodidacta.
Acusamos a algunos de autodidactas sin reparar en que quizás todos tengamos algo de "maestros de uno mismo". Desconfío de aquellos que se jactan de no tropezar con la misma piedra dos veces. Prefiero a los espontáneos, por siempre acusados de torpes, de mandados, de inconcientes. La espontaneidad me puede, me alusina... Pienso que deberíamos aprender un poco a dejar de transitar la vida con tantos reparos: comenzar a andar un poco descalzos.
Vivimos, nos equivocamos, aprendemos y continuamos: asumimos y avanzamos. Quien no asume se queda allí, varado en una especie de continuidad de episodios. Así viven algunos. Por esto creo que es un lujo chocarse con aquellas personas que caminan descalzas este lindo "viajecito" al que algunos llaman vivir.
Bienvenidos entonces los curiosos a transitar con nosotros el camino de nuestras equivocaciones. A mirarlas de cerca! A burlarlas a carcajadas! Y porqué no, a criticarlas con "ánimos de no desanimar".
Salud!