martes, 15 de diciembre de 2009

Reflexiones before lunch

Hoy me puse a pensar en el amor para toda la vida, el amor eterno. Devino el tema a una película de esas en las que todo termina bien; ellos están juntos y nada mas importa (probablemente sea una escena de 4 minutos como mucho en la que emulan algun tipo de encuentro o todo mágicamente tiende a solucionarse por el amor que se tienen uno y otro).
Prontamente esa sensación de plenitud se ve inundada por un sinfín de preguntas: Qué pasa después? Serán realmente ellos la excepción a la regla y envanecerán juntos? Seguirán a lo largo de sus vidas con el mismo entusiasmo que al principio?
Lo cierto es, que sin dudas, esta es una película, y que nada tiene que ver con la realidad (obviando algunos detalles que utilizan para generar una especie de "identificación" en el espectador). Lo sé, lo repito mientras me acomodo el pelo para dirigirme hacia el encuentro con él. Última mirada al espejo y las preguntas siguen apareciendo en mi cabeza. Mientras decido qué cartera llevar y si el destino amerita lo que traigo puesto viene a mi una especie de bosquejo de lo que pronto convertiré (en cuestión de segundos) en una teoría milenaria.
Vuelvo al espejo: jeans, remera blanca flats y finalmente me decido (sin mucha convicción) por un sobre en donde guardo muy rápido todo lo necesario. Me digo a mi misma entre tanta confusión que estoy bastante naif y revuelvo entre el stuff materno en busca de algún toque que corte el rosa pálido.
Estoy tardando más de lo pactado pero él se ríe: bajo y lo veo sonriendo. "Sonríe porque no se pregunta si lo que pasó en la película durará para toda la vida" pienso. Y entonces entiendo que mi teoría milenaria no tiene ningún sentido. Que él sonríe porque no se plantea a si mismo la posibilidad de que la gente deje de quererse, sabe que existe, lo hablamos, él convive con la variable de que las cosas tal vez en algún momento terminen (o no) pero nada de eso le perturba el sueño.

El sonríe, y pronto yo también lo hago. Con esto no quiero decir que las preguntas no sigan bombardeando mi cabeza, solo digo que, con su ayuda, aveces disminuyen un poco.